Jamás discutas con personas necesitadas de llevar la razón. No conduce a nada, solo a la infelicidad.
¿Les
ha pasado que conocen a alguien que necesita todo el tiempo tener la razón? ¿Ser
quien dice la última palabra? ¿Ser poseedor de la verdad? En la columna de hoy
en EL PAÍS, Juan José Millás habla de ellos y de por qué deberían causarnos ternura.
Yo la transcribo aquí exacta pero me permití separar las frases para digerirla
despacito y mejor.
"Ternura"
Sé
de gente que mataría por llevar razón. Hay otros rasgos de carácter que se
pueden corregir a lo largo de la vida, pero quitarse de llevar razón es como
quitarse de la heroína: se puede, aunque con mucho sacrificio.
Si
vienes al mundo con ese declive, mueres con él.
Te
mueres llevando la razón, te incineran llevando la razón, llegas al infierno
llevando la razón.
Jamás
discutas con personas necesitadas de llevar la razón. No conduce a nada, solo a
la infelicidad.
En
las discusiones políticas es donde mejor se las distingue.
Llevar
razón constituye un modo de tapar heridas ancestrales, abandonos remotos.
Llevar
razón es una forma de vengarse.
Si
llevas razón tu nacimiento no fue un error, tus padres te quisieron, la
infancia triste y la perra juventud valieron la pena.
El
mundo ya no te debe nada, en fin.
Si
llevas razón, no necesitas ser sutil ni inteligente ni educado.
Llevar
razón te coloca por encima del bien y del mal.
La
frase “hablar cargado de razón”, pese a su naturaleza de lugar común, describe
perfectamente esta patología. Para intentar convencerte de sus argumentos, los
llevadores de razón subrayan sus discursos con gestos en los que expresan lo
absurdo que sería pensar de otro modo.
Conozco
personas a las que quiero y admiro cuyo único objetivo en la vida es llevar la
razón. Siento una terrible ternura por ellas porque me recuerdan épocas de mi
vida en las que yo mismo necesitaba llevar razón a toda costa. Me quité de
llevar razón porque me hacía daño a la salud, como el tabaco, aunque a veces recaigo
y fumo un camel clandestino.
Desde
entonces, siempre que descubro a alguien llevando la razón me dan ganas de
abrazarlo y de hacerle unas caricias al tiempo de decirle que no pasa nada por
no llevarla.
Publicación original aquí TERNURA
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