Jamás discutas con personas necesitadas de llevar la razón. No conduce a nada, solo a la infelicidad.
¿Les ha pasado que conocen a alguien que necesita todo el tiempo tener la razón? ¿Ser quien dice la última palabra? ¿Ser poseedor de la verdad? En la columna de hoy en EL PAÍS, Juan José Millás habla de ellos y de por qué deberían causarnos ternura. Yo la transcribo aquí exacta pero me permití separar las frases para digerirla despacito y mejor. "Ternura" Sé de gente que mataría por llevar razón. Hay otros rasgos de carácter que se pueden corregir a lo largo de la vida, pero quitarse de llevar razón es como quitarse de la heroína: se puede, aunque con mucho sacrificio. Si vienes al mundo con ese declive, mueres con él. Te mueres llevando la razón, te incineran llevando la razón, llegas al infierno llevando la razón. Jamás discutas con personas necesitadas de llevar la razón. No conduce a nada, solo a la infelicidad. En las discusiones políticas es donde mejor se las distingue. Llevar razón constituye un modo de tapar heridas ancestrales, abandonos